Con esta obra de Lars Ulrich, bateria de Metallica, se ha buscado capturar uno de sus momentos mas reconocibles, esta expresion suya, gesticulaciones de esfuerzo, entrega,y disfrute total mientras toca su instrumento. El blanco y negro convierte el movimiento en pausa, el ritmo se para, permitiendo observar con calma lo que pasa a toda velocidad. Una forma de honrar no solo al idolo, sino la pasion con la que vive la música.